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Tarda en engancharte esta novela gráfica, pero cuando lo hace, lo hace desde dentro, desde donde más te afecta, desde el alma. Qué importante es conocer a ciertos autores antes de entrar en su obra. Recuerdo haber leído fragmentos de "hojas de hierba" tiempo atrás y no haber conectado nunca con él, pero sin duda que voy a retomarlo ahora que he quedado hipnóticamente fascinado por un personaje que hizo de la observación una forma de vida, capaz de percibir el rocío de la mañana en las briznas de hierba durante una cruel batalla. De una sensibilidad maravillosa, Walt Whitman se agarra a la vida, a la sencillez, a la naturalidad del deseo, cuaderno en mano, y escribe su obra maestra, a la que dedicó toda la vida al realizar infinidad de reediciones ampliadas. Las circunstancias de la vida lo obligan a cuidar, tras fallecer su padre, de una familia muy complicada y de adentrarse en los horrores de la guerra de secesión cuando creen que su hermano podría haber sido herido o muerto en batalla. Una vez visto cómo es el frente, dedica sus días a colaborar como enfermero y apoyo en hospitales de campaña, dando conversación, ayuda, dinero y apoyo a los soldados que volvían heridos. Un gran trabajo de Tyto Alba a quien agradezco no solo que nos haya dejado a este maravilloso personaje, sino que nos haya recordado que la belleza puede buscarse en cualquier momento y lugar. ¡Oh, capitán, mi capitán! |
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