Donde termina el arco iris

Desde las primeras páginas me hizo llorar como si mi vida dependiera de ello, en aquél entonces yo tenía más o menos la misma edad que Rosie y de solo imaginarme en su lugar casi me daba un infarto, ser una madre soltera, tener que abandonar la universidad, crecer mucho más rápido de lo planeado y perder (de alguna manera) a tu mejor amigo y posible amor de tu vida... no suena muy tentador ¿cierto?

Durante toda la historia podemos ver cómo, justo cuando la vida de Rosie comienza a tomar un sentido, llega ese graciosillo del destino y le dice ¡PUES TOMA! y le lanza un pie con bastante cobertura directo a la cara:

"Qué rara es la vida, ¿verdad? Justo cuando piensas que lo tienes todo resuelto, justo cuando por fin comienzas a planear algo en serio, te entusiasmas con la idea y crees saber hacia dónde vas, los caminos cambian, las señales cambian, el viento sopla del otro lado, de repente el norte es el sur y el este el oeste, y estás perdida. Es muy fácil perder el rumbo, perder la dirección".

E incluso cuando cree que las cosas no pueden ir peor llega algo que la hace cambiar de parecer. ¡Pero aguarden, no todo está perdido! Mientras Rosie asiste a un trabajo que odia, con un jefe que odia, conoce a la graciosa y carismática Ruby, que le da la luz que necesita cuando pierde el rumbo (o las ganas de vivir) y se convierte en esa amiga incondicional que Rosie tanto necesitaba y de la que aprende bastantes cosas de la vida y sobre crecer y volverse madre.

La historia está narrada por medio de notitas durante las clases, cartas, correos, mensajes de texto y conversaciones en salas de chat en las que está más que bien plasma la personalidad de cada personaje y a través de las cuales podemos ver cómo van creciendo cada uno de ellos (por ejemplo, Alex y la hija de Rosie tienen una terrible ortografía y vemos cómo con el paso de los años eso mejora).

Es una historia que está tan bien escrita que lo único que puedes hacer es llorar, querer darle un abrazo a Rosie y rogar porque su vida mejore.

A lo largo de los 50 capítulos que tiene la novela no podía dejar de sentirme estresada por el rumbo que había tomado la relación entre Alex y Rosie: cuando Alex se animaba a confesarle a Rosie lo que sentía, ella estaba con alguien más y exactamente lo mismo sucede con nuestra protagonista, que cada vez que sus amigos la alientan a que le declare su amor a su mejor amigo, éste está en una relación más que perfecta que le corta de golpe la motivación.

En resumen, es un libro de fácil lectura que te atrapa desde las primeras páginas y con personajes tan reales que incluso llegas a tomarles cariño y que así como pueden hacerte llorar también pueden robarte bastantes carcajadas.