Donde termina el arco iris

Siempre que empiezo a leer una novela de esta temática, con la que tengo una relación de amor-odio, espero no cerrarla malhumorada antes de las primeras 50 páginas. Estoy harta de pánfilas que solo viven por y para el amor, y de malotes de tres al cuarto que necesitan un psicólogo y no una novia.

Y de repente esta novela me cuenta la vida de dos niños a priori destinados a estar juntos, que crecen apoyándose el uno al otro a pesar de la distancia y maduran a través de todo tipo de obstáculos y baches en su camino, con sus aciertos y sus meteduras de pata, más allá del típico enredo amoroso que se utiliza en este tipo de novelas para dar continuidad a la trama. Unos personajes que no se ciñen exclusivamente a sus relaciones amorosas y desarrollan dos vidas paralelas que el lector desea unir, porque la complicidad y la química entre ellos traspasa las páginas.

Esta narrado a través de mensajes, correos, chats, whatsapp y similares. La lectura es ágil y divertida. Lo empecé a leer para superar un bloqueo lector, y la verdad es que funcionó a las mil maravillas.