Las personas inteligentes, Eugenia, son a las que más les cuesta encontrar su lugar, porque no se conforman ni se adaptan a lo que hace el resto. Pueden intentarlo, pero al final su propia excepcionalidad se les termina imponiendo.
|
Las personas inteligentes, Eugenia, son a las que más les cuesta encontrar su lugar, porque no se conforman ni se adaptan a lo que hace el resto. Pueden intentarlo, pero al final su propia excepcionalidad se les termina imponiendo.
|
—No es reconocimiento lo que persigue un escritor, sino mantener su inspiración siempre viva. Y, en eso, yo puedo sentirme más que afortunada —le contemplé dichosa—. Sobre todo, después de haber conocido a alguien tan excepcional.
|
Sencillamente, el mundo es un lugar compuesto de innumerables secuencias en las cuales un solo hombre no puede intervenir para modificarlo absolutamente todo. Uno ya hace mucho con el mero hecho de intentar cambiarse a sí mismo.
|
(...) no terminaba de comprender muy bien mis impresiones hacia él. En verdad lo apreciaba de una forma muy contradictoria. Por un lado, me resultaba encantadora su parte atenta y sacrificada, la que me mostraba como hombre trabajador y como hermano. Por otro, detestaba esa actitud arrogante y excéntrica suya cuando había desconocidos delante, incluso cuando estos desconocidos se iban convirtiendo cada vez más en conocidos.
|
Y había que obedecer lo estipulado. Eso me fastidiaba. Igual que con la compostura. O que con mi amor por la literatura y el escribir, hasta tal punto de anhelar vivir de ello antes que condenarme a un casamiento o a la cría de los hijos, como todas las mujeres. ¿Por qué no podía vestir como quisiera? ¿Por qué no podía hacer lo que quisiera? ¿Por qué no podía ser como quisiera? A veces sentía que no pertenecía a la época en la que había nacido. |
(...) me mostraba tres libros que nunca había visto—. Donde se encuentro el romance, que se aparte toda fantasía. —El romance es la mayor fantasía de todas, Amalia —expresé con cierta chanza. |
Es duro ser mujer. Y mucho más si no has nacido de alta alcurnia, destinada para un noble propósito. |
Una oda de Friedrich Schiller se escucha al final de su última sinfonía cantada por un coro.