Una holandesa en América

Una novela que cumple 134 años desde su publicación original, de la cual poco conocimiento o difusión se tienen y que, gracias a los conocimientos, estudios e inventiva de su autora, logro romper con el mandato social que les impedía a las mujeres plasmar en relatos escritos su visión del mundo, de su entorno, su sociedad y sus creencias.
Una holandesa en América retrata la vida de una joven criada en Holanda por su tía bajo las hacendosas costumbres propias de la calma y sobriedad de aquel país, cuya vida se ve transformada al recibir la noticia de la muerte de su madre el continente americano al que había llegado unos años antes por decisión de su padre, hombre al que ella desconoce, pero idolatra, sin saber que la personalidad de este dista mucho de la ensoñación que ella tiene de él.
Conocemos entonces todas las alegrías y contratiempos de su viaje en barco hasta llegar al nuevo continente y de su arribo a Colombia, para encontrarse con aquel padre anhelado y unos hermanos que nunca ha visto, pero que están muy alejados de los seres civilizados que ella espera que sean.
Haciendo uso del género epistolar la autora por medio de la voz de la protagonista, su tía y una amiga que conoce en el barco, nos permite adentrarnos en los eventos que suceden en la patria de aquella joven durante su ausencia, pero también nos muestra una visión histórica de las batallas que se libran por el poder político en nuestro país durante la década de 1850 en la que algunos militares pretenden tomarse el mando del país pero terminan siendo derrotados por los defensores de la constitución.
También con estas cartas que intercambian las mujeres de esta historia podemos conocer los amplios pensamientos reflexivos de la mujer acerca de la política, el hogar, la religión, las responsabilidades familiares, el compromiso, el bienestar, la bondad y la fe a la que no le permitía hablar en público, pero que textos como este se convierten afortunadamente en un grito enorme que retumba desde el pasado.