Mi amada era bella hasta el éxtasis en su arcano de ser irreal.
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Mi amada era bella hasta el éxtasis en su arcano de ser irreal.
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Nunca he sentido con tanta poesía la belleza de la soledad mutua.
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Resolví, pues, aprovechar mi fortuna como venía, y limitarme a amar lo más fervorosamente que pudiera. El resto lo diría el destino.
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¡Maldita vanidad que me llevó a contarle mis amores!
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[...] lo único que quería era pasar más horas sentado en soledad, meditando sobre su destino con melancolía, y rara vez se sentía forzado a ponerle una sonrisa a su corazón enfermo.
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No te ocultaré la verdad. Te he visto desde el camino vi tus ojos como estrellas y mi corazón coló a ti ligero como un pájaro.
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[...] te salvaré con estas manos o pereceré contigo. ¡Cómo no iba a hacerlo! Me amaste y entregaste tu alma, ¿y crees que a cambio yo no moriría para salvarte?
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Se inclinó hacia mí y, cuando su cara hubo tocado la mía, apenas pude distinguir si estaba húmeda por mis lágrimas o por las suyas.
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[...] y entenderás cuánto te amaba que incluso desafió al infierno para tenerte, y cuánto te sigue amando este pobre condenado, que todavía puede conjurar una sonrisa al verte.
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Gregorio Samsa es un ...