La batalla de Eylau: El combate más sangriento de las guerras napoleónicas

También las tropas francesas están destrozadas después de lo que acaban de vivir. Cuando el emperador pasa revista a las tropas, algunos hombres gritan "Viva el emperador", pero otros proclaman "Viva la paz y viva Francia"

Un padre que pierde a sus hijos no saborea el triunfo de la victoria. Cuando el corazón habla, la gloria ya no se ilusiona

Al enterarse del número de pérdidas francesas, el zar Alejandro I lamenta que el general Levin August von Bennigsen eligiera la retirada

El mariscal Charles Pierre Francois Augereau está gravemente herido; los generales Jean Joseph Ange d'Hautpoul, Jacques Desjardin, Claude Corbineau, Nicolas Dahlmann, Pierre-Charles Lochet y Louis-Prix Varé han muerto

La Guardia de los Cónsules se transforma en la Guardia Imperial mediante el decreto del 10 de mayo de 1804. En los sucesivo, el único jefe de este cuerpo es el emperador

La Guardia Imperial, unidad de élite del Imperio, debe su origen a la antigua guardia de los cónsules. Al convertirse en primer cónsul, Napoleón I crea la Guardia de los Cónsules, cuyo primer jefe es el futuro cuñado de Napoleón, Joaquín Murat

Siguiendo las órdenes del general Jean Marie Pierre Dorsenne (1773 - 1812), los soldados de la Guardia solo emplean la bayoneta, una pequeña espada situada en el extremo del fusil que provoca graves daños. Casi todos los 4 000 rusos mueren o son capturados

Napoleón I intenta una acción desesperada y pide a la caballería del reputado mariscal Joaquín Murat que vuelva a atacar. Tiene lugar entonces una de las cargas más famosas de la historia: la "carga de los 80 escuadrones" - aunque en realidad solo fueran 52 - será inmortalizada por Honoré de Balzac en su novela "El coronel Chabert" (1832)

Las consecuencias para las tropas del mariscal francés (Augereau) son desastrosas: su ataque es repelido por unos sesenta cañones rusos en un indescriptible desastre al que pone fin la caballería rusa. Esta acción cuesta la vida de 929 franceses, y más de 4271 hombres resultan heridos

Napoleón I sabe que no podrá sorprender a Levin August von Bennigsen con una maniobra inesperada, así que decide dirigir sus tropas hacia Königsberg, donde se encuentran las provisiones rusas. De esta forma, obliga a su adversario a intervenir: la batalla frontal es inevitable