Comienzo la lectura de esta tercera y última parte de “Las memorias del Juramento” con ilusión, miedo y tristeza. Ilusión porque, además de ser el primer libro que consigo de una biblioteca digital de otro país, voy a continuar con las aventuras de Doenal, Tarin y Tahmuz; miedo porque la segunda parte tiene una calidad que me parece difícil de igualar; tristeza, porque sé que aquí se acaba esta magnífica aventura. Estoy deseando pasar páginas pero no quiero que llegue la última. La evolución de los personajes, sobre todo de Tahmuz, es bestial, poco queda en esta aventura de aquel joven que conocía la vida a través de los libros. Pero alguien más se ha ganado un huequito en mi corazón, la Dama Aisha, supe que sería en gran personaje en el momento en que apareció en la segunda parte, pero en esta se ha ganado todo mi cariño. Una frase se me he quedado grabada, con la que además, coincido totalmente “Una guerra sólo merece la pena para acabar con las demás guerras”. Incluso en el mundo real, no ya en el imaginado por Brennan, si esto fuera verdad, todos seríamos mucho más felices. Un final de trilogía de la que no quiero contar mucho de la trama para no estropearos las sorpresas, que las hay, ni la emoción, que tiene a raudales. Únicamente os diré que es una saga que se ha convertido en lo mejor que he leído desde hace mucho tiempo, que en momentos me ha parecido estar leyendo a Tolkien, en otros han aparecido en mi mente imágenes de la Casa Targarian y en una determinada ciudad es como haber viajado en el barco del Príncipe Caspian. Si os gusta este tipo de lectura, os recomiendo que leáis sin duda las tres entregas y que os dejéis llevar por la magia de su prosa. Un mundo excelentemente construido que merece ser más conocido + Leer más |