Aquarius: El fin del mundo

Ysera Sevriens, la autora, nos vuelve a transportar a la cubierta del Aquarius y su lucha por derrocar al mal encarnado por la bruja Sabena. En concreto, con esta segunda parte nos adentra en el valor de ayudar a los demás para conseguir un bien mayor.
Así, desde el comienzo de la novela podemos observar cómo la autora nos lleva a reflexionar sobre las consecuencias que tienen nuestros actos sobre la vida de los demás. En concreto, la ayuda a los demás, o la falta de ella, puede terminar siendo beneficiosa también para nosotros mismos aun cuando no lo hubiéramos pensado al realizar la acción. Además, la mayor parte de la obra se mueve, o gira, en torno a la idea de la superación de las limitaciones que lastran nuestra vida. Y, aunque, lanza un mensaje positivo respecto a su consecución, no obstante, también hace reflexionar sobre cómo nos han ayudado, y/o cómo lo hemos hecho nosotros, para conseguir mejorar en cualquier ámbito vital.
En conjunción con estas ideas, también da una visión sobre cómo aunando los esfuerzos de todo un grupo se puede conseguir hacer frente a una persona, o grupo de ellas, que se vale del miedo que genera para tener sojuzgado y subyugado a los demás.
Además, nos habla de la importancia que tiene el amor para tener u obtener más fuerzas en situaciones límites, donde creemos que no podemos afrontar el obstáculo. En esos momentos es donde la confianza que genera la presencia del familiar, o persona amada, nos hace seguir intentándolo.
Por otro lado, también es un recordatorio de que nada dura eternamente. Ni lo bueno ni lo malo que nos ocurra en la vida. Y que todo es o tiene un lado reversible, por mucho que nos aferremos, o bien al pesimismo o bien al optimismo, a la situación actual que vivamos.
En definitiva, y a pesar de ser una novela de fantasía juvenil y que no parezca en principio que tenga un mensaje profundo, esta novela consigue hacer reflexionar al lector sobre las opciones que ofrece la vida en diferentes momentos. Por eso, y porque me ha gustado bastante, considero su lectura muy recomendable.