No creo que las leyes de la naturaleza admitan excepciones en favor de la aristocracia
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No creo que las leyes de la naturaleza admitan excepciones en favor de la aristocracia
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Aquella gente se encontraba, de un modo muy evidente, en un plano inferior de vida materializada y era incapaz de apreciar el valor simbólico de los fenómenos sensibles.
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-Si, de la muerte. ¡Qué hermosa debe de ser! ¡Descansar en la blanda tierra oscura, mientras las hierbas se balancea encima de nuestra cabeza, y escuchar el silencio! No tener ni ayer ni mañana. Olvidarse del tiempo y de la vida, morar en paz. Usted puede ayudarme; usted puede abrirme de par en par las puertas de la Muerte, porque el Amor la acompaña a usted siempre, y el Amor es más fuerte que la Muerte.
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El libro se mira geniaaal!!. Escuchó buenas cosas sonre este libro, espero leerlo pronto ♡.
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La ordinariez de los gemelos y el vulgar materialismo de la señora Otis eran, desde luego, extremadamente molestos, pero lo que más le fastidiaba de todo era el no haber podido ponerse la armadura.
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Si la familia Otis no la quería, estaba claro que no se la merecían. Saltaba a la vista que eran gentes situadas en un nivel inferior y materialista de la vida, y completamente incapaces de apreciar el valor simbólico de los fenómenos sensoriales.
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Vengo de un país moderno donde tenemos todo cuanto el dinero puede comprar; y aun cuando toda nuestra animada juventud viene a pasárselo bien al «Viejo Mundo», y se lleva a las mejores actrices y cantantes de ópera, estoy seguro de que, si existiese algo parecido a un fantasma en Europa, lo tendríamos de inmediato en nuestro país en algún museo público o en una feria ambulante.
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¡Pobre sir Simon! Le debo mucho. Sí, no te rías, Cecil, es verdad. Me hizo ver lo que es la vida y lo que significaba la muerte, y por qué el amor es más fuerte que ambos.
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-Tráeme las dos cosas más preciosas de la ciudad -dijo Dios a uno de sus ángeles. Y el ángel le llevó el corazón de plomo y el pájaro muerto. -Has elegido bien -dijo Dios—. En mi jardín del paraíso este pajarillo cantará eternamente, y en mi ciudad de oro el Príncipe Feliz repetirá mis alabanzas. |
-Mi distinguido señor -dijo el señor Otis-, permítame que le ruegue vivamente que se engrase esas cadenas. Le he traído para ello una botellita del engrasador Tammany-Sol-Levante. Dicen que una sola untura es eficacísima, y en la etiqueta hay varios certificados de nuestros teólogos más ilustres, que dan fe de ello. Voy a dejársela aquí, al lado de las mecedoras, y tendré un verdadero placer en proporcionar le más, si así lo desea.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.