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Volamos a BRASIL con este precioso libro, y no creo equivocarme si os prevengo de comenzar su lectura con pañuelo en mano. Zezé es un niño brasileño de cinco años, nacido en el seno de una familia numerosa y muy pobre. Hace tiempo que su padre se ha quedado sin trabajo y lucha con la frustración de no poder mantener a su familia. En este contexto, Zezé asistirá a una vida de sueños incompletos, de esperanzas quebradas y fuertes palizas recibidas en su entorno familiar, en el que la tristeza y la desesperanza se ponen de manifiesto diariamente. Zezé no es un niño corriente, es un niño diferente, con una sensibilidad impropia de su edad y una gran conciencia de la realidad adquirida tras los diversos sucesos con que la vida le golpea. A lo largo del transcurso de la historia, sus reflexiones y observaciones maduras inconexas con su edad no dejarán imperturbable al lector, al que logra conmover e incluso herir su sensibilidad. Por si os quedáis con ganas, recomiendo su segunda parte “Vamos a calentar el sol”.

Viajamos a ALBANIA con una gran obra, sobre todo para aquéllos que disfruten con la lectura de distopías. Mark-Alem es un joven descendiente de la honorable y poderosa familia albanesa de los Qyprilli que comienza a trabajar como funcionario en el Tabir Saray, coloquialmente conocido como el Palacio de los sueños. Se trata de un organismo estatal cuya función consiste en la selección e interpretación de los sueños que alcanza a sus súbditos durante la noche, los cuáles están obligados a informar de los mismos. El fundamento de esta institución no es otra que la de identificar indicios en los sueños que permitan realizar predicciones con tal de evitar posibles guerras, rebeliones o cualquier tipo de amenaza contra el Estado o sus gobernantes. Nuestro protagonista verá peligrar su vida y la de su familia cuando un sueño proveniente de un simple vendedor de verduras alcanza el status de Sueño Maestro y es relacionado con los Qyprilli, cuya relación con el Imperio se encuentra ya bastante deteriorada…

Esta vez nos sumergimos en CAMBOYA a través de una novela de corte autobiográfico que relata las vivencias de la autora durante los cuatro años en que se prolongó el régimen de los jemeres rojos y cuyo resultado fue el llamado genocidio camboyano. Denise Affonço, hija de padre francés y madre vietnamita, producto del colonialismo y del mestizaje tal como lo describe ella, verá cambiar su vida tras la toma del poder en Camboya por los jemeres rojos. Se instaura así un sistema de gobierno comunista, inspirado en ideales maoístas y con una economía basada en la agricultura de forma radical. Los habitantes serán obligados a abandonar su hogar y sus pertenencias y con el fin de eliminar todo aquello vinculado al imperialismo y al capitalismo, evacuados al campo. Conminados a realizar trabajos forzados a cambio de una insignificante ración de arroz, sin electricidad ni agua corriente, y en muy malas condiciones de higiene, estas personas soportarán hambre, inclemencias del tiempo, enfermedades y sobre todo la impotencia de ver partir a sus hijos y parientes fallecidos por inanición, enfermedad o sobreexplotación.

Nos adentramos en IRAK de la mano de Nadia Murad, premio Nobel de La Paz en 2018. Protagonista y autora de este libro, en él narra sus vivencias tras la llegada del Estado Islámico a Kocho, su pueblo natal. Comienza el genocidio yazidí, la persecución y destrucción de una minoría étnica y religiosa. Los hombres de la aldea son asesinados al igual que las mujeres de edad avanzada, reservando la tortura y la violación para las jóvenes. Éstas últimas serán compradas y vendidas por esta organización. Nadia Murad relatará de forma vívida su secuestro, su cautiverio y finalmente su huida al Kurdistán gracias a la ayuda de una familia musulmana suní, en un Irak cada vez más ocupado y controlado por el Daesh. La pérdida de muchos de sus familiares y vecinos y su posible huida, la llevará a pensar que Dios la ha elegido para hacer algo importante en su vida, por lo que actualmente, convertida en activista de los Derechos Humanos, trabaja arduamente porque el genocidio de su pueblo sea conocido y lo más importante para ella, que el Daesh llegue a ser juzgado algún día por el crimen de genocidio y crímenes contra la Humanidad.

1867, una gran hambruna asola FINLANDIA. Ha sido un año estéril en la cosecha y la población no cuenta con reservas de cereales. El invierno perdura y se resiste a marchar, dejando a su paso profundas nevadas, grandes ventiscas y un frío devastador para todo aquél que ose hacerle frente. Los caminos se llenan de mendigos que huyen de sus pequeñas granjas en busca de algo que poder echarse a la boca y con lo que poder alimentar a sus familias. Se activa la supervivencia, brotan los instintos primarios, dejando atrás aquellos valores aprehendidos como seres racionales. Se desvanecen la solidaridad y la compasión, nadie está a salvo. La brecha existente entre ricos y pobres se hace cada vez más palpable, el rico continúa inmerso en sus lujos, el pobre muere por inanición. Comienzan las epidemias. En el seno de estas circunstancias, Marja debe tomar una decisión crucial para poner a salvo a su familia. Quedarse o huir a la ciudad del Zar?

Nos trasladamos a BOSNIA, esta vez a través de la pluma del Premio Nobel de Literatura, Ivo Andric. Esta es la historia de los ciudadanos de Visegrad, ciudad de Bosnia, y de sus diferentes culturas y religiones, pero sobre todo es la historia del gran significado que para los visegradenses supuso la construcción del puente sobre el río Drina, único punto de conexión entre el mundo cristiano y el islámico. El puente sobre el Drina, construido por orden del visir Mehmed Bajá, será testigo de todos los acontecimientos que tendrán lugar en la ciudad de Visegrad y sus alrededores y que abarcará desde el siglo XVI hasta el siglo XXI. En este período la ciudad pasará de manos del imperio otomano al imperio austrohúngaro, asistiendo a la Primera Guerra Mundial con ocasión del asesinato del archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo. Los visegradenses vivirán momentos de paz y momentos de violencia e incertidumbre con el transcurrir de la historia. Musulmanes, judíos y cristianos, vivirán sus días totalmente condicionados por el gobierno imperante.

Volamos al CONGO, 1977. Aunque se trata de una novela de 277 páginas y pese a los duros acontecimientos que narra, se torna dinámica y fresca y sus páginas transcurren a una velocidad de vértigo. El hecho de que la historia se suceda en apenas tres días, coincidiendo éstos con las partes en que se divide el libro, contribuye a la celeridad de su narración. En ella, Michel, un niño de 13 años de carácter afable y soñador, narra la cotidianidad en que se encuentra inmersa su familia, aderezada con ciertos toques de humor por sus travesuras y corredurías en el barrio en el que vive. Esta cotidianidad se verá interrumpida por el asesinato del hasta entonces camarada presidente Marien Ngouabi, líder de la Revolución Socialista Congoleña. A partir de entonces, la ciudad se vuelve silenciosa y se respira una incertidumbre que parece alertar de que algo nuevo puede ocurrir.

Nos trasladamos a EGIPTO gracias a esta gran obra del Premio Nobel Naguib Mahfuz. La vida transcurre apacible en el callejón de Midaq, en el corazón de El Cairo. Todos sus vecinos, de condición humilde la mayoría, se dedican a sus quehaceres con el único anhelo de tomarse un pequeño respiro en el bar del viejo Kirsha tras la puesta del sol. Este libro trata de "vidas", de las vidas de esos vecinos del callejón, siendo todos ellos protagonistas de esta historia y protagonistas de su propia historia. Sería imposible y quizás injusto asignarle mayor peso a unos en detrimento de otros, puesto que entonces no existiría esta gran historia. Vidas que anhelan con todas sus fuerzas poder huir de ese sucio y pobre callejón, en el que el agua corriente y la electricidad se convierten en lujos inalcanzables. Vidas que se conforman con ese callejón amado de la infancia, en el que transcurren sus vidas con tranquilidad en compañía de sus familias, amigos y viejas caras conocidas. En este callejón suceden cosas a diario que amenazan con romper las buenas costumbres, la apariencia, la fe y en ocasiones la legalidad. Sus vecinos serán tentados con el vicio, el placer, el poder, la venganza y el dinero, pero tan repentinamente como llega la desgracia, a los pocos días el callejón vuelve a recobrar la tranquilidad y apacibilidad que lo caracteriza y sus vecinos vuelven a sus quehaceres como si nada hubiese acontecido.