Hojas de hierba de Walt Whitman
[...] La luna está baja: ha salido tarde; anda rezagada: oh, la creo grávida de amor, de amor. El mar se arroja, enloquecido, contra la tierra, con amor, con amor. ¡Oh, norte! ¿No estoy viendo, acaso, a mi amor revolotear entre los rompientes? ¿Qué es ese punto negro que diviso ahí, en lo blanco? ¡En voz alta! ,¡en voz alta!, ¡en voz alta! ¡En voz alta te llamo, amor mío! Alta y clara dirijo la voz a las olas: tienes que saber, con certeza, quién está aquí, aquí, tienes que saber quién soy, amor mío. |