El fuego verde de Verónica Murguía Lores
Supo que el valor que los humanos conceden a aquello que aman en sus vidas se debe a la certeza de la muerte.
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El fuego verde de Verónica Murguía Lores
Supo que el valor que los humanos conceden a aquello que aman en sus vidas se debe a la certeza de la muerte.
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LUCIANA LA PEJESAPO de Verónica Murguía Lores
El sol es una medusa amarilla que te hace feliz cuando te ilumina.
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Loba de Verónica Murguía Lores
Tal vez había despertado para hallarla. O quizás ella lo buscara a él. Los buscadores son lo que buscan, pensó, y tuvo miedo.
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El cuarto jinete de Verónica Murguía Lores
Debo admitir que al principio, cuando alguien enfermaba, me alegraba de no ser yo quien caía. “Ya pasará esta epidemia”, pensaba, “y no me llevará con ella.” Por cada uno que moría, ingenuo de mí, pensaba que otro se salvaba, como si la Plaga fuera una macabra lotería. Pero la muerte ha llegado a recogernos a todos. |
El fuego verde de Verónica Murguía Lores
Tal vez en este reino antiquísimo, donde nadie nacía ni moría, los humanos fueran lo único que despertaba interés.
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El ángel de Nicolás de Verónica Murguía Lores
Me temían y yo me deleitaba en mi torva susceptibilidad de hombre armado. Para mí, sólo la espada podía oponerse a la espada; la vida era matar o morir.
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LUCIANA LA PEJESAPO de Verónica Murguía Lores
–[...] El cielo es lo más lindo que hay. –¿Más que el fondo del mar? — preguntó Luciana. –¡Uy!, mucho más. En la noche, la luna se mece entre cientos de estrellas parpadeantes. Y de día, el sol alumbra todo como una gran lámpara dorada. Aquí abajo no hay nada igual. |
LUCIANA LA PEJESAPO de Verónica Murguía Lores
El cielo era una cúpula de nácar azul veteada de rosa y el sol una enorme burbuja de fuego que pintaba de rojo las olas.
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Moby Dick, Herman Melville