La felicidad de los pececillos de Simon Leys
Samuel Butler compara la vida a un solo de violín que tenemos que interpretar en público mientras aprendemos la técnica del instrumento a medida que ejecutamos la pieza.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
Samuel Butler compara la vida a un solo de violín que tenemos que interpretar en público mientras aprendemos la técnica del instrumento a medida que ejecutamos la pieza.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
Ningún experto en literatura se asombrará jamás de la distancia que separa a un escritor de sus escritos; por otra parte, no son las hazañas de la vida activa las que producen las grandes obras, sino más bien el fracaso, las penas oscuras, el hastío, la árida insignificancia de los días. Y el genio del novelista reside —como decía Orwell a propósito de D.H. Lawrence— en «la extraordinaria capacidad de conocer por medio de la imaginación lo que no puede ser conocido por medio de la observación»
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
De adolescentes, nos quedamos prendados desordenadamente de obras maestras y de falsos valores. Con los años, se hace una selección, y se descubren paulatinamente las maravillas más profundas y más secretas que primeramente se habían ignorado.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
«A veces somos tan diferentes de nosotros mismos como de los demás». Todo novelista podría sacar partido de esta observación de La Rochefoucauld.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
Las distinciones de géneros —novelas e historia, prosa y poesía, ficción y ensayo— son convencionales y no existen más que para la comodidad de los bibliotecarios. Los novelistas son los historiadores del presente, los historiadores son los novelistas del pasado, y todo escrito que presente cierta calidad literaria aspira esencialmente a ser poema.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
FE La gente que va a rezar para propiciar la lluvia raramente se provee de impermeables. |
La felicidad de los pececillos de Simon Leys
LAS MÁS ALTAS INTELIGENCIAS no dicen menos tonterías que el común de los mortales; simplemente, lo hacen con más autoridad.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
En una carta (demasiado poco conocida), Hannah Arendt ha recordado que la Verdad no es un resultado de la reflexión, sino su condición previa y su punto de partida: sin una experiencia previa de la Verdad es imposible desarrollar ninguna reflexión.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
FE La gente que va a rezar para propiciar la lluvia raramente se provee de impermeables.
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La felicidad de los pececillos de Simon Leys
Ningún escritor dispone de un poder verbal capaz de rivalizar con la imaginación de sus lectores; así, todo su arte consiste en tocar esta tecla.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?