Kentukis de Samanta Schweblin
Si ser anónimo en las redes era la máxima libertad de cualquier usuario –y además, una condición a la que ya era casi imposible aspirar–, ¿cómo se sentiría entonces ser anónimo en la vida de otro?
|
Kentukis de Samanta Schweblin
Si ser anónimo en las redes era la máxima libertad de cualquier usuario –y además, una condición a la que ya era casi imposible aspirar–, ¿cómo se sentiría entonces ser anónimo en la vida de otro?
|