La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Cómo podía latir después de estar enterrada?,¿habría latido todo ese tiempo bajito bajito como para mantenerse viva?, ¿había latido un día tan de golpe y fuerte que se despertó?
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Cómo podía latir después de estar enterrada?,¿habría latido todo ese tiempo bajito bajito como para mantenerse viva?, ¿había latido un día tan de golpe y fuerte que se despertó?
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
"Mi mamá siempre dice que Dios nos da lo que podemos aguantar, pero yo no creo que sea así. Aguantamos porque nos ayudan. Sola no se puede ni con la felicidad".
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Mi mamá siempre dice que Dios nos da lo que podemos aguantar, pero yo no creo que sea así. Aguantamos porque nos ayudan. Sola no se puede ni con la felicidad. |
La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
El dolor no era una línea, pero tampoco un punto, tenía una forma más caprichosa, inadvertida.
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
El rumor corrió como corren los rumores en las ciudades pequeñas: con piernas fuertes, a toda velocidad, saltando los pozos, las tapias, la gente.
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Pocos metros nos separan de cosas indecibles, de otra vida. No se rinde pleitesía a lo que nos separa de lo bueno, porque creemos que ese recorrido es solo nuestros, pero los malos, los metros malos, los metros cargados de desgracia, de dolor, se marcan con un trazo imborrable y siempre duelen y siguen doliendo.
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
...y en ese momento, al escucharla, al escucharse en esa voz, se encontró en su nombre como hacía tiempo que no se encontraba, y su cuerpo volvió a su cuerpo, letra por letra, sin saber que antes se había ido.
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
No había tenido una vida difícil ni le había preocupado mayor cosa, tuvo un trabajo normal, un esposo normal, unos hijos normales, una casa normal. A ninguno de ellos se apegó demasiado y eso la había salvado de tristezas y enojos.
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Las cosas ocupan mucha energía para sobrevivir cuando no están donde corresponde, se esfuerzan todo lo que pueden , estiran sus tallos como esas alegrías, se desploman en un acto dramático como aquella albahaca. Rascan, empujan, quiebran, corren hasta encontrar su lugar, ahí donde pueden nutrirse sin esfuerzo, con uno o dos abrazos al día
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La segunda venida de Hilda Bustamante de Salomé Esper
Ellos se miraron como si no existiera nada más alrededor. Llegó a la puerta. ¿Había otra cosa posible en ese momento que no fuera el abrazo? No lo supieron. Fueron el uno al otro, cómo habían sido. Un abrazo de reencuentro, de haberse extrañado tanto
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Gregorio Samsa es un ...