Una cocina a prueba de ratones de Saira Shah Entonces vuelve a accionarse el interruptor en mis pensamientos y los diagnósticos de los médicos se vuelven bruscamente reales. Me aferro a ella y lloro, durante unos minutos, durante horas. El interruptor está encendido o bien apagado. Cuando estoy satisfecha no puedo imaginar que pueda estar de otra manera. Cuando estoy deshecha, no hay salida posible para mi desdicha. |