Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
No podía terminar así. No era posible. ¿Qué quería de mí la vida? ¿Qué podía contestar cuando no sabía la respuesta?
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
No podía terminar así. No era posible. ¿Qué quería de mí la vida? ¿Qué podía contestar cuando no sabía la respuesta?
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
El sonido de su llanto me hacía daño físicamente, ¿Qué me pasaba?
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Ya nunca volvería a ver su sonrisa, ya no volvería a sentir su abrazo. Ya añoraba su voz. Mi cuerpo estaba hueco, era como si los lentos latidos de mi corazón rebotaran y resonaran por mis miembros, vacíos y doloridos.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
- No piensa en nada más que en usted. Si quiere matarse, ¿qué se lo impide? -le pregunté. Se hizo el silencio entre nuestras miradas. - El miedo -contestó. |
Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
El gris eterno del campo de trabajo se volvió aún más gris, aún más oscuro. En la noche polar, nuestro único sol se había ocultado detrás de una nube.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Era lo único sobre lo que no tenía dudas, nunca: quería vivir. Quería ver crecer a mi hermano. Quería volver a ver mi patria. Quería ver a Joana. Quería volver a sentir el aroma de los lirios que la brisa traía hasta mi ventana. Quería pintar en los campos. Quería ver a Andrius con mis dibujos. En Siberia solo había dos escenarios posibles: el éxito significaba sobrevivir; el fracaso significaba morir. Yo quería la vida. Quería sobrevivir.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Es obvio que ese es mi castigo, sobrevivir. Tiene que serlo. Esta mujer cierra los ojos, y ya está, se va. Yo he deseado morir desde el primer día, y pese a todo sobrevivo. De verdad ¿tan difícil es morir?
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Ese salmo describía a mamá perfectamente. Su copa estaba rebosante de amor por todos y por todo, incluso por sus enemigos.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
La abrazamos los dos, rodeando su cuerpo, marchito y exhausto, con nuestros brazos.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Personas a las que yo no conocía formaron un círculo a mi alrededor para ocultarme de los guardias. Me acompañaron así hasta la yurta, sin que nos descubrieran. No pidieron nada a cambio. Estaban contentos de ayudar a alguien, de lograr hacer algo, aunque no fuera en su beneficio. Habíamos estado intentando tocar el cielo desde el fondo del mar. Me di cuenta de que si nos ayudábamos unos a otros, tal vez lo lograríamos.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Parecía exhausta, como si parte de su alma la hubiera abandonado.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Vi que el rostro de Jonas retrocedía al pasado. De pronto sí aparentaba su edad, se le veía vulnerable. Ya no parecía un muchacho luchando por su familia, fumando libros, sino el niño pequeño que corría a mi habitación la noche en que nos sacaron de nuestra casa.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
- Volveré a verte -dijo. Mi expresión no se alteró en lo más mínimo. No pronuncié una sola palabra. Pero, por primera vez en meses, lloré. Las lágrimas brotaban de mis ojos secos y rodaban por mis mejillas formando rápidos regueros. Aparté la mirada. |
Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Nevaba todos los días, y las temperaturas se desplomaron, pero el trabajo y el frío se nos hacían algo más tolerables porque teníamos algo en lo que pensar, algo que desear compartir: un pequeño ritual que alegraba nuestros días grises y la negrura de nuestras noches.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Tiritábamos de frío en nuestras chozas, sin más fuente de calor que la esperanza de que algún día llegara un sobre con noticias de casa.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
La esperanza, como el oxígeno, era lo que la impulsaba a continuar.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
Mi profesor de arte nos había contado que si respirabas hondo y te imaginabas en algún lugar, podías estar allí. Podías verlo y sentirlo. Durante nuestras protestas silenciosas [...] aprendí a hacerlo. Me aferraba a mis herrumbrosos sueños durante esos momentos de silencio. A punta de pistola, me abandonaba a la esperanza, me permitía a mí misma confiar y ser optimista. [...] pensaban que nos estaban torturando, pero lo que hacíamos era concentrarnos en la quietud que se formaba dentro de nosotros mismos. Allí encontrábamos las fuerzas para continuar.
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
A veces la torpeza esconde tanta belleza... Es una manera de intentar expresar amor y emoción, pero al final todo queda en simple torpeza. ¿Lo entiendes?
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Entre tonos de gris de Ruta Sepetys
A veces la amabilidad se demuestra de manera torpe. Pero, en su torpeza, es mucho más sincera que la de esos hombres distinguidos que salen en los libros que tú lees.
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