Breves amores eternos de Pedro Mairal
"Pensé muchas cosas, pensé en vos y en las chicas, y en todos estos años, pero en ningún momento me pareció que estaba mal lo que hacía. La sensación de estar viva, ahí, latiendo, esperando que Simón volviera de la calle, me sacudió. Sonreí, me mordí los dedos de felicidad." (Cero culpa. Pág.31).
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