La llave tridente de Pablo Olazarán Santesteban
—Haces demasiadas preguntas, chico. Eres tú el que ha llegado hasta mí a pesar de que ni siquiera ellos han podido encontrarme, lo que te convierte en sospechoso o, en cualquier caso, en una amenaza para mi seguridad. Entiende, por tanto, que tu presencia aquí no sea bien recibida y que si te he permitido la entrada ha sido por mi buen juicio a la hora de determinar cuándo alguien miente o dice la verdad. Y desde que has llamado a mi puerta y aún con recelo, no he visto falsedad en tus ojos sino desesperación.
|