Los trozos de madera de Dios de Ousmane Sembène
"El viejo mortero del patio había sido otrora un árbol, sus raíces aún se hundían en la tierra. Abatido el árbol habían ahuecado, vaciado su tronco, y con sus ramas habían hecho pisones. Los molinos, ya sean de viento o de agua, tienen su lenguaje; el mortero también tiene el suyo. Por efecto de los golpes de la machacadora, vibra y hace vibrar la tierra en torno suyo. Los vecinos sentados o tendidos en sus esteras sentían esa trepidación que se comunicaba a sus cuerpos. Pero ahora el mortero está silencioso y los árboles tristes solo anuncian sombrías jornadas."
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