Cada año se publican varios libros sobre el Holocausto y algunos pensaréis que es un tema demasiado repetitivo ya, pero da igual la cantidad de libros que se publiquen sobre esta época porque cada historia es única y diferente, siempre hay algo nuevo que descubro sobre aquellos años.
El maestro de Auschwitz está basado en el diario de uno de los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz, Alex Ehren, entre septiembre de 1943 y junio de 1944.
Más concretamente se centra en el día a día en el bloque de los niños, donde unos pocos prisioneros cuidaban de los menores, les enseñaban e intentaban que olvidaran la realidad de lo que estaban viviendo.
Pero, además, Alex también buscaba la manera de poder salir con vida del campo, de vencer a los guardias, de hacerle llegar al mundo lo que los nazis les hacían.
A pesar de que el libro está basado en las memorias de un prisionero, el autor también ha introducido experiencias propias en el campo, personajes reales, además de haber investigado y entrevistado a algunos supervivientes. A pesar de que algunos nombres se han cambiado o algunos personajes están basados en el conjunto de varias personas, los hechos que se cuentan son lo más fieles y cercanos a la realidad posible.
Este bloque, en el que los niños, tanto huérfanos, como los que tenían todavía allí a sus madres, solo estuvo en pie unos pocos meses, pero muchos de los adultos que estuvieron a cargo de ellos sobrevivieron a esos horrores. El inventar juegos, obras de teatro, canciones y enseñarles a leer y escribir les daba la esperanza y la motivación para aguantar día tras día.
Tengo que reconocer que en un principio pensaba que estaría más centrado en los niños del bloque, pero no tienen tanto peso como pueda parecer. Alex es el protagonista y fue maestro allí, pero eso acaba siendo algo más secundario y, al final, tiene más peso e importancia en los planes de Alex para poder escapar del campo antes de la fecha prevista de su muerte.
A pesar del tema que trata, no es tampoco de los más duros que he leído. Hay algunos hechos que se narran que son duros (como ver que todos estaban resignados a acabar en las cámaras de gas, o el hambre, la enfermedad y el trato que recibían por parte de los guardias), pero no ahonda en detalles escabrosos ni en el melodrama gratuito, aunque no te deja indiferente para nada.
También es interesante descubrir nuevos datos sobre hechos que son popularmente conocidos, como los experimentos del doctor Mengele. Él y sus investigaciones son otros eventos de los que se hablan en el libro. Aquí hace hincapié en que tenía especial interés en enanos, mujeres y mellizos.
A más, hay mucha variedad de personajes, ya que también conoceremos cómo eran tratados o cuál era el destino de muchas personas según su origen o procedencia: checos, húngaros, gitanos...
Aunque está basado en las memorias de un prisionero está narrado en forma de novela, con bastantes diálogos, pero también con muchas reflexiones sobre la religión, la esperanza, la maldad o sobre la sublevación o la rendición.
Esto, a pesar de ser interesante, hace que no tenga un ritmo muy ágil y algunas partes se hagan un poco más lentas y pesadas de leer.
El final es algo abrupto, pero igual que fue el final de la historia de Alex Ehren en el bloque 31 del campo de concentración de Auschwitz. Aun así, hay una introducción en la que se da a conocer al lector el destino de alguno de los personajes, cosa que es de agradecer.
El maestro de Auschwitz es un libro basado en hechos reales. Una nueva historia sobre los horrores que dieron lugar durante aquellos años, esta vez dando a conocer el bloque 31, el bloque conocido como el de los niños.
Una novela interesante en la que averiguaremos más datos, eventos e información que hasta ahora no eran conocidos, duro pero necesario, triste pero a la vez esperanzador y todo sin caer en el morbo ni en el exceso de drama.
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