Cenizas de Naomi Muhn
—Tú sí que eres ese caos que altera mi vida, Ezra. —Le pasé el brazo por los hombros en un gesto de camaradería y le animé a que acompasara mis pasos. —La sal que necesita tu corazón sensible —me dijo, golpeándome el costado. Bufé involuntariamente. —No tengo un corazón sensible. Es firme, inamovible y sin sentimientos. —Eso no te lo crees ni tú, amigo mío. |