La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
La vida es una serpiente que te puede picar en cualquier momento.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
La vida es una serpiente que te puede picar en cualquier momento.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
—La selva y la playa son grandes. Y están llenas de animales salvajes. —Bueno, ¿Por qué temerlos si, según dijo la mujer sabía, el ser humano no es más que un animal salvaje pasado de vueltas de puchero? |
La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
—¿No te das cuenta, Marilia, de que somos los seres más libres que hay en este pueblo? —No —respondió ella meneando la cabeza—. En eso se equivoca. Somos los más libres del mundo entero. |
La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
En realidad es sencillo, Marilia. No hay más que creer en uno mismo para que todos los demás crean en uno.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
No es que sean malos, m'hija. Pasa, simplemente, el ser humano no es más que un animal salvaje pasado de vueltas de puchero. No sabemos ser otra cosa. Y nos ponemos las cosas difíciles entre nosotros. Da igual lo que uno haga. Si alguien quiere querernos, nos querrá. Y si no quiere, ¡pues no lo va a hacer! Por mucho que le traigamos la luna. Y ni siquiera eso lo decidimos nosotros. Todo eso es una vaina del corazón. Un loco desvergonzado, que no le rinde cuentas a nadie. No sirve de nada que se las pidamos, por qué no da razones, ni atiende a ellas.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
Bueno, m'hija, ahí es donde suelen empezar los problemas de uno: cuando otro llega a merendarse su tostada —le susurró.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
—¿Sabes qué ocurre cuando alguien se muere? Pues, sencillamente, que las cosas continúan pasando, como si nada. como si se empeñasen en demostrar a cada momento que pueden existir sin las personas que se han marchado. Así te refriegan por la cara que no eran necesarias en absoluto.
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La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín
La felicidad se cae. Tiene las piernas flaquitas, de lana, y el cuerpo demasiado grande como para que puedan sostenérselo en alto demasiado tiempo.
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El invierno en...