Adultos de Marie Aubert
Tengo el sendero de la playa metido en el cuerpo, da igual el tiempo que haga que no vengo.
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Adultos de Marie Aubert
Tengo el sendero de la playa metido en el cuerpo, da igual el tiempo que haga que no vengo.
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Adultos de Marie Aubert
Algún día, me dije ahí tumbada en la silla del ginecólogo, algún día tendrá que funcionarme, y el mero hecho de tenderme en esa silla me hizo creer que ocurriría, tanto lo del novio como lo del niño, solo estar allí era ya una promesa de que algún día vendría algo más, algún día.
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Adultos de Marie Aubert
Olea siempre va corriendo, como si la esperara algo divertido en algún sitio.
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Adultos de Marie Aubert
Duermo sola y me despierto sola, estoy sola cuando voy al trabajo y sola cuando vuelvo, no me quejo, no hay que ser quejica. Pero la soledad es un círculo que no deja de crecer a no ser que aparezca un novio, si no aparece alguien con quien usar los óvulos congelados me voy a pasar los próximos cinco o diez o veinte o treinta años exactamente igual que ahora, de aquí hasta el final.
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Adultos de Marie Aubert
Podría seguir hasta perder de vista la costa, hacerme cada vez menor, disolverme, transformarme en agua, concha, alga y piedra. No se darían ni cuenta. ¿Dónde está Ida? No sé. Estaba aquí hace un momento, ¿no? Ya volverá.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?