El nervio óptico de María Gainza
Me acuerdo de una cancioncita empalagosa que me cantaba mi mamá para hacerme dormir, «¿qué será, será?», decía, y a mí se me estrujaba el corazón porque creía que era una pregunta, no una forma de aceptar el destino. ¿Cómo demonios voy a saber yo qué será?, pensaba. Odiosa cantinela, me arruiné la niñez tratando de contestarla.
|