Subasta de María Fernanda Ampuero
Creo que me quedé dormida un momento y, de repente, al abrir los ojos estaba en una ciudad desconocida. Un polígono. Vacío. Oscuridad. La alerta que hace hervir el cerebro: se te acaba de joder la vida.
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Subasta de María Fernanda Ampuero
Creo que me quedé dormida un momento y, de repente, al abrir los ojos estaba en una ciudad desconocida. Un polígono. Vacío. Oscuridad. La alerta que hace hervir el cerebro: se te acaba de joder la vida.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Con ella río como si en mi casa no pasada nada, como si mi papá me quisiera como un papá. Río como si no fuera yo, sino una chica que duerme feliz. Río como si no existiera lo salvaje.
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Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero
Cuando una se levanta por la mañana nunca sabe que ese día va a ser el día en el que tu vida se va a la mierda. El día uno de todo lo demás. Si al menos se supiera, si estuviera encerrado en rojo como los día santos, podríamos anticiparnos, alejarnos, protegernos. Los día se suceden a las noches y, en medio de esa danza vieja como el tiempo, en la casa de una mujer se mete la oscuridad.
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Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero
El sexo como el reencuentro con el útero materno, la preconciencia, el placer puro de no saberse mortal e imbécil.
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Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero
Nuestra amistad era como el amor, un asombro que crecía.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Esa Navidad hacía un calor brutal y medio barrio estaba en la vereda cuando sonó el disparo. Bum. Como un trueno. Volaron los murciélago con su chillido espantoso.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
La gente no es capaz de verse a sí misma y ese es el principio de todos los horrores.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Uno ve gente y no sabe lo que ha pasado detrás de la puerta de su casa.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Nos estaba haciendo daño cuando dijo que ahora sí que teníamos que cuidarnos más de los vivos que de los muertos, que ahora sí que teníamos que tenerles más miedo a los vivos que a los muertos. —Ahora son mujeres —dijo—. La vida ya no es un juego.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Papá era gallero y, como no tenía con quién dejarme, me llevaba a las peleas. Las primeras veces lloraba al ver al gallito desbaratado sobre la arena y él reía y me decía mujercita.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Volver, lo sabe todo el mundo, es imposible… Nos buscan donde ya no estamos, los buscamos donde ya no están y ahí empieza la tragedia.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
La gente no es capaz de verse a sí misma y ese es el principio de todos los horrores.
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Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero
Aprendí muy chica a no importunar al hombre enojado, al hombre bebido, al hombre desconocido, al hombre
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Ese papá los convertía en otras personas en otra familia. Tal vez ni siquiera habría que usar esa palabra sagrada: familia”.
“mi padre se murió sin que yo supiera quién era ese hombre que tanto quise que me quisiera —la peor forma del amor.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
La gente no es capaz de verse a sí misma y ese es el principio de todos los horrores.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
Cuando por fin se abrió la puerta nos abalanzamos sobre ella, necesitábamos tanto su abrazo, sus manos siempre con olor a cebolla y a cilantro, su frase sanadora de que había que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos.
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Pelea de gallos de María Fernanda Ampuero
¿Soy un monstruo o esto es ser una persona? (Clarice Lispector) |
¿Qué medida tomó el profesor Snape para proteger la Piedra Filosofal?