Lola Fernández Pazos

"Desde aquel día te has preguntado por qué tu memoria conservó intacto ese fugaz momento, por qué esos ribetes celestes y bermejos consiguieron clavarse en tu retina para siempre, cuál fue el detonante de querer saber más, de preguntar, de indagar. No te acuerdas. Podrías atribuirlo a las casualidades de la vida o a ese destino en el que tanto crees, pero ahora que sabes un poco más sobre cómo funcionan los mecanismos de la memoria, te cercioras de que los recuerdos solo se almacenan si existe un verdadero motivo y tú lo tenías: su silencio"

"La verdad es que no tenías respuestas para tus dudas, pero el tiempo te enseñó a tener paciencia en la vida e ir avanzando poco a poco. A pasar página a página, a entender sin prisas, a descubrir con calma. Aprendiste a desmadejar despacio, con delicadeza, intentando comprender, procurando observar lo que otros no veían y escuchar lo que otros nunca oyeron"

—Me conformo con que lo desees tanto como yo, que no tengas miedo al qué dirán y que luches por ello. Siempre he tenido la impresión de que, cuando uno desea algo de verdad, sin tapujos, con todo su corazón y lo visualiza, se pone en disposición de conseguirlo. Luego, evidentemente tendrá que esforzarse , pero si no lo sueña, no lo logra.

«por muchas vueltas que uno dé en la vida, por múltiples caminos que uno surque o recorra, el destino del hombre siempre permanecerá intacto, tendrá el mismo origen y final: nacerá y morirá. Vivirá una experiencia vital forjada en círculo».

Se esfumó como las hadas madrinas, por la noche, dejando un rastro de polvo estelar

Creciste entre susurros que contribuyeron a agudizar tu intuición