Un príncipe en apuros: El príncipe desatado de Lizbeth López
La gente puede ser muy prejuiciosa, les resulta fácil señalar a otros y creen que tienen el derecho de juzgar sin la menor empatía. Ocultamos nuestras batallas porque nos pensamos guerreros independientes e indestructibles, y nos olvidamos de buscar ayuda. Creemos que nos bastamos solos y, a veces, con esa actitud, acabamos creando una coraza impenetrable y pasamos de ser guerreros a víctimas de nuestras decisiones.
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