Carcoma de Layla Martínez
Mi madre nunca había sido otra cosa que una adolescente en una fotografía vieja o un juramento en la boca de mi abuela, ni siquiera un vacío porque para eso tienes que tener donde hacer hoyo pero ahora volvía como si nunca hubiese desaparecido o como si hubiese desaparecido todos los días y todos los días hubiésemos tenido que sentir el desgarro dentro y ahí yo sí que empecé a notar el huequito el huequito el huequito.
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