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Carcoma de Layla Martínez
Esta casa no es un refugio, es una trampa. Nadie sale de aquí nunca y los que se van siempre acaban volviendo. Esta casa es una maldición, mi padre nos maldijo con ella y nos condenó a vivir entre sus paredes. Y aquí hemos estado desde entonces y aquí seguiremos hasta que nos pudramos y mucho después de eso.
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