Carcoma de Layla Martínez
No sé lo que dijo la madre en la rueda de prensa porque la oí pero no la escuché. Solo podía mirarle el pelo perfecto la manicura perfecta la camisa perfecta. Cuánta gente para preparar aquello, cuánta gente mal pagada con hipotecas y letras con casas llenas de trampas para cucarachas y manchas de moho para que ella estuviese así de perfecta. La peluquera para el tinte, la esteticién para la manicura, la criada interna que planchaba la ropa. Eso si contamos solo aquel momento, sin tener en cuenta los tratamientos de belleza durante años las niñeras que la cuidaron desde pequeña y no dejaron que sus manos se manchasen con nada las criadas que han evitado durante décadas que tenga que llenarse de grasa de polvo de mierda los profesores que la enseñaron a pronunciar así de bien a hablar así de bien a no desmoronarse nunca delante de nadie ni siquiera cuando se han llevado a tu hijo porque si te desmoronas y gritas y maldices y hablas mal y se te cuelan las jotas donde debería haber eses y te comes sílabas que no tenías que comerte nadie te toma en serio.
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