Solo humo de Juan José Millás
Aun así, el corte dejó en mí una herida que, sin resultar profunda, jamás cicatrizó y que e traduce en un malestar continuo, aunque menor, supongo, que el que provoca el amor a los hijos cuando eres consciente de que cada uno de los latidos de su corazón es un suceso inexplicable; cada respiración, un acontecimiento único; cada parpadeo, un milagro.
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