María Domecq de Juan Forn
Lo que amamos nos cambia. Nos rescata. A veces, hasta nos limpia la sangre. Genki ni narimasu. Que tengan salud ustedes también. |
Puras mentiras de Juan Forn
Porque mira que aquello era bien absurdo: poner a hablar de tú a un argentino es como pedir a un cojo que baile con garbo.
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Yo recordaré por ustedes de Juan Forn
Me gusta imaginar que cada viernes ha sido como una de esas piedras encontradas en la playa y puestas una al lado de la otra a lo largo de los estantes de libros que rodean una mesa donde algunas personas han comido y ahora conversan y fuman y beben y de pronto agarran alguna de esas piedras y la entibian un rato entre sus dedos y después la dejan abandonada entre las tazas vacías y los ceniceros llenos. Y cuando las visitas se van yo vuelvo a poner esas piedras en la repisa, apago las luces y mañana, con un poco de suerte, quizá vuelva con una nueva de mi caminata por la playa.
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Puras mentiras de Juan Forn
A lo que voy es a que bailar era algo que hacíamos tan a gusto, incluso en esas épocas en que nos detestábamos, que me resulta increíble no acordarme si aquella noche bailamos.
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El retrato de Dorian Gray