El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
¿No es natural que nos irritemos cuando alguien proclama que la profesionalización del novelista es un signo de progreso, de mayor perfección?
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
¿No es natural que nos irritemos cuando alguien proclama que la profesionalización del novelista es un signo de progreso, de mayor perfección?
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
El bombo suena en las altas llanuras como una docena de los más potentes timbales de las orquestas europeas.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
La última vez que vi a Carlos Fuentes, lo encontré escribiendo como a un albañil que trabajaba a destajo. Tenía que entregar la novela a plazo fijo.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
Y sentí su olor de indio, ese hálito amado de la bayeta sucia de sudor.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
¿Para qué tanta inteligencia y tanto estudio? ¿Es malo decir concha´e tu madre, Señor? ¡No, no es malo!
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José María Arguedas
Todos somos provincianos, don Julio (Cortázar). Provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional que es, también, una esfera, un estrato bien cerrado, el del «valor en sí», como usted con mucha felicidad señala.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
Yo me confieso como manda el principio del religión, con Dios, solito, nada de Hermano.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
En la voz del charango y de la quena, lo oiré todo.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
Escribamos por amor, por goce y por necesidad, no por oficio.
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El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas
porque yo si no escribo y publico, me pego un tiro.
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Un mundo de monstruos y de fuego de José María Arguedas
pagina 45 sobre las pampas frías, junto al ischu (paja) silbador, recibiendo el agua y la nieve de los temporales, las vicuñitas gritan, mirando tristemente a los viajeros que pasan por el camino. Los indios tienen corazón para este animalito, le quieren; en sus ojos turbios prende una ternura muy dulce cuando se la quedan mirando, allá, sobre los cerros blancos de la puna mientras ellas gritan con su voz triste y delgada.
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Los ríos profundos de José María Arguedas
Cuando andábamos juntos el mundo era de nuestro dominio, su alegría y sus sombras iban de él hacia mí.
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?