El Paraíso perdido de John Milton
Me abrió el lado izquierdo y tomó una costiq, impregnada de espíritus cordiales, goteando fresca sangre de vida; grande la herida fue, pero muy pronto la recubrió de carne y la curó. Con sus manos dio forma, moldeando la costilla; de su mano creadora surgía una criatura semejante a hombre, mas de distinto sexo |