El Paraíso perdido de John Milton
No vas a creer, espíritu rebelde, que tu forma ses la misma y que tu resplandor no haya menguado para que podamos conocerte como cuando te hallabas en el Cielo, íntegro y puro; aquella gloria entonces, al dejar ya de ser bueno, se fue de ti, y ahora te asemejas a tu culpa y al sitio tenebroso y detestable de tu condenación |