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El Paraíso perdido de John Milton
El Edén extendía sus confines hacia Oriente hasta las reales torres de la gran Seleucia, edificada por reyes griegos, o hasta Telasar en donde, mucho tiempo antes, moraron los hijos del Edén. En este suelo placentero Dios puso su aún mucho más placentero jardín, y de su fértil terreno hizo brotar todos los árboles de la más noble especie por su aspecto olor y gusto; en mddio de ellos todos descollaba el Árbol de la Vida de una eminente altura, rebosando fruto ambrosíaco de oro vegetal Y junto al de la vida, destacaba el Árbol de la Ciencia, nuestra muerte |