Como sabéis, El príncipe cruel me gustó, pero después de todas las buenas críticas que había leído sobre él, esperaba un poquito más. Esta segunda parte la he disfrutado más, diría que porque ya estamos en el meollo del asunto. La primera entrega fue un tanto introductoria, haciéndose repetitiva, al menos en su primera parte, mientras que esta ya coge fuerza y nos metemos de lleno en la interacción de los personajes, las cuales están llenas de incógnitas.
Voy a intentar hacer la reseña sin destripar nada, cosa que me va a ser difícil, pero no imposible. El libro comienza después de lo acontecido en el anterior, que tuvo un final increíble, provocando un cambio importante en la monarquía del reino de las hadas. Creo que la palabra que resume el libro es la traición, y es que no paran de sucederse, una tras otra. Holly Black jugó bastante con mis sentimientos, porque no nos permite confiar en nadie. En serio, es tomarle un poco de cariño a alguien y ¡pum! Puñalada por la espalda. Aprendí a estar con la guardia alta en todo momento, como Jude, porque la persona con la que estás hablando tranquilamente, puede estar planeando tu asesinato, así son las hadas en estos libros. Mucha, mucha traición. Jude la sufre una y otra vez, algunas más duras que otras, de personas más allegadas o menos, pero ya os digo que la historia es una cadena de giros de trama que tienen su origen en traiciones. Esa es una de las razones por las que me ha gustado el libro. Eso y los juegos de poder, las estrategias de cada personaje, las amenazas que están a la vuelta de la esquina. Sabes que viene un golpe, pero no sabes por dónde, ni tampoco quién te lo dará.
Con esto no quiero decir que nuestra protagonista sea una santa, porque no lo es. Jude me gusta mucho porque no es un personaje blanco ni negro, sino gris, bueno, considero que la mayoría de los personajes de esta saga lo son. Jude hace cosas cuestionables, en especial en este libro juega con la gente, ansía el poder y peca de arrogante. Sin embargo, también es muy valiente, adora a su familia (salvo a Madoc, por quien siente un amor-odio perfectamente comprensible) y es una buena estratega. Me gusta que ella sea la protagonista, porque muchas veces no esperamos qué va a hacer, y no siempre estamos de acuerdo con ella, pero podemos llegar a entenderla.
El que me ha gustado más en este libro ha sido Cardan. En la novela anterior, no me hacía mucha gracia, básicamente porque su existencia se basaba en dañar a Jude, maltratarla, por mucho que a la misma vez le atraiga, así que seguramente entendáis por qué no me cae bien. Sin embargo, en este libro ha llamado más mi atención, no por su relación con Jude, que con ella no sé de qué palo va, la verdad, porque hay una tensión sexual que agüita, pero a la vez desconfían el uno del otro. Más bien me ha gustado que esta vez Cardan nos demuestra que es algo más que un príncipe cruel, que solo se preocupa por humillar a los demás, beber vino y estar con mujeres. Siempre nos lo pintan como que no se entera de nada, que no se preocupa por lo que pase y demás, pero en este libro veremos que no es tan tonto como parece y que tiene varias jugadas bajo la manga, y me quito el sombrero ante él por ello.
Del resto de personajes, volvemos a tener a Taryn y a Vivi, las hermanas de Jude, de las cuales no soporto a la primera y quiero mucho a la segunda; a Madoc, el cual estará ofendido y a la vez orgulloso tras lo acontecido en el libro anterior, y nos demostrará que su sed de sangre y poder no está saciada; Locke, que sigue en su línea, y Nicasia, que esta mujer no sé si me cae bien o no, porque cambia de actitud según le del aire, o en su caso, el mar. También tendremos de nuevo al trío calavera de Bomba, Cucaracha y Fantasma, que seguirán ejerciendo labores de espionaje, que es lo que mejor se les da.
Del mundo de las hadas en este libro conoceremos un poquito más, cómo ven a los humanos, cómo se tratan entre ellas y hasta que punto esta la tierra conectada con su rey. También aprenderemos un poquito más sobre sus costumbres en diferentes aspectos, y sabremos más sobre creaciones mágicas que han sido trascendentes, como la creación de la corona.
Por último, he de mencionar el final del libro, porque es que la autora lo vuelve a hacer, pasan cosas que nos dejan ojipláticos, para luego terminar con un golpe de gracia que nos deja fuera de juego totalmente. No me lo esperaba para nada, increíble lo de esta señora, además, que nos deja pensando en qué va a pasar en el libro siguiente, porque tal y como quedan las cosas, no se sabe por dónde tirará. Me he quedado muy contenta al terminar la novela, porque sí que se ha acercado más a las expectativas que tenía sobre la saga.
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