El infinito en un junco de Irene Vallejo
Los reyes usaron las enormes ventajas del poder absoluto para enriquecer su colección. Si era preciso rebanar cuellos o arrasar cosechas para hacerse con un libro codiciado, darían la orden de hacerlo diciéndose que el esplendor de su país era más importante que los pequeños escrúpulos.
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