El infinito en un junco de Irene Vallejo
Habría que esperar hasta la invención de la escritura y de los libros para que algunos escritores —siempre en minoría— empezasen a hablar con la voz de los díscolos, los rebeldes, los humillados y ofendidos, las mujeres silenciadas o los apaleados y feos Tersites. [...] Así nacieron el espíritu crítico y la literatura escrita
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