El infinito en un junco de Irene Vallejo
Solo en el siglo XX, más de cinco milenios después, la escritura se convirtió en una habilidad extendida, al alcance de la mayoría de la población —un largo recorrido; una adquisición muy reciente—. Hemos tenido que esperar hasta las últimas décadas del siglo pasado, ante el umbral del siglo XXI, para que gentes de orígenes muy humildes, pertenecientes a las subculturas de las grandes ciudades, inmersas en un mundo de bandas callejeras y tribus urbanas, aprendieran el alfabeto y se apropiasen de él para dar rienda suelta a sus protestas, su disconformidad y sus desencantos.
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