En ocasiones adentrarse en una nueva saga puede dar un poco de vértigo y, sin embargo, Ian Cuervo ha conseguido vencer todas mis reticencias prácticamente desde el mismo comienzo de esta primera novela que es “Ghosting”. Este primer libro de “Mas allá de la bruma” nos ofrece una fantasía sorprendente que coge ritmo enseguida y de la que resulta muy complicado avanzar algo puesto que da un giro casi radical que puede llegar a tirar todas las concepciones formadas al leer el propio argumento. El punto de oscuridad creciente que muestra me ha fascinado e incluso he podido atisbar algún rasgo quizás distópico y futurista que estoy segura que podré confirmar en futuras publicaciones de la saga. Además, su particular estructuración en torno a dos contextos diferenciados (aunque interconectados) y desde el punto de vista de los dos protagonistas (y alguna otra sorpresa) lo hacen particularmente dinámico. Laia es una joven hastiada con su entrada a la vida adulta. Realizando un trabajo que no consigue llenarla y con una melancolía fruto de esa insatisfacción, no recuerda que hay otro mundo muy diferente cuya mente parece haber dejado atrás. Se trata de un mundo que pronto irrumpirá de nuevo en su vida, un universo donde ella tiene una vida emocionante y completamente y distinta, y donde le espera un joven de ojos de lobo cuya relevancia no consigue recordar. Un mundo que se escribe con sueños y pesadillas. El libro entra muy al grano ya desde el primer capítulo presentándonos ese otro mundo denominado Bruadar que tan onírico resulta al principio. Sin embargo, a lo largo de su desarrollo, aún manteniendo en cierto modo esa esencia por la propia naturaleza de Bruadar, se van disipando las sombras y esa sensación más etérea da lugar a una gran aventura plagada de acción y magia. La construcción de los personajes me parece perfecta, el hecho de que se nos presenten en dos mundos diferenciados con sus vidas en cada uno de ellos viene a completar mucho mejor el conocimiento de los mismos y para mi merece una mención aparte lo que compete a la propia Uttu y su psicología. Esta “tejedora de pesadillas” y su corte de crueles criaturas ponen ese punto de fantasía oscura al libro que en ocasiones incluso vira hacia el terror. El autor consigue un efecto tan perfecto con sus cambios de mundo y esa desorientación de Laia que incluso llega a hacernos dudar acerca de lo que es real y lo que no (aunque esto sea simplificar en exceso la trama). Reconozco que el apéndice final nos aclara muchas cosas y también nos avanza una gran parte de la historia de Bruadar / Domhan utilizando elementos mitológicos de diversos orígenes con un gran acierto para crear una cosmogonía genuina y avanzarnos un complejo sistema de magia. Por supuesto, el libro aún nos deja muchas incógnitas, especialmente en lo que se refiere a la relación entre Caithris y Làidir, pero también en otros aspectos como la vida en Nueva Ítaca, algo apenas esbozado pero que ya ha conseguido despertar mi curiosidad. Solo queda esperar nuevas publicaciones de una saga que a mi ya me tiene con muchas ganas de volver a cruzar la bruma. + Leer más |