Herodías de Gustave Flaubert
El carácter de los judíos le parecía odioso a Vitelio. Su Dios bien podría ser Moloch, a quién habían erigido altares que él mismo había encontrado por los caminos; y vinieron a su recuerdo los sacrificios de niños, con la historia del hombre cabado con ellos misteriosamente. Su corazón de latino palpitaba de asco por aquella intolerancia, aquel furor iconoclasta, aquella tozudez brutal.
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