Un hombre llamado Ove de Fredrik Backman
La gente siempre decía que Ove era "agrio". Pero qué puñetas, Ove no era agrio, era solo que no iba por ahí sonriendo a todas horas. ¿Y por eso había que tratarlo como a un delincuente? Ove pensaba que no, desde luego. Pero algo se rompe en el fuero interno de un hombre que entierra a la única persona que lo ha comprendido en la vida. No hay tiempo que cure una herida así.
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