Francesca Gargallo
Aún ahora existen rostros, cuerpos, personalidades que transforman a mis amantes poco queridos en personas. No sé por qué, pero tienen el don de sonreír y ser verdaderos. Con algunos me recuesto contra la pared y hojeo las páginas de los más bellos libros de arquitectura mexicanas, de casas griegas, de dibujos africanos. Grandes libros de fotos a colores en hojas pesadas de papel couché, en lugar de compáct disc en pantalla. Si nos entra la melancolía, podemos escuchar a Geog Winston, a Alan Stivell, o a Jean Michel Jarre, aunque por lo general preferimos el silencio. No duran mucho tiempo; sin embargo, es como si empezaran a durar desde el momento mismo en que nos conocemos. Me sorprenden por un detalle: algo completamente nuevo o una pzca conocida desde tiempos inmemoriales. Esa muchacha tiene el pelo de Amalia a los veinte años, aquel muchacho el perfume de las hierbas del Amazonas, y ese otro la desesperación de la guerra en los ojos. Se trata de personas normales, con tan sólo esos detalles que las vuelven únicas.
+ Leer más |