Este segundo tomo de Bug es más errático que el anterior, con una narración algo atropellada que da cierta sensación de deriva, aunque sigue destacando la solidez y coherencia de la premisa propuesta, algo en lo que muchos suelen patinar en la ciencia ficción de nueva creación. Kameron Obb sigue siendo la persona más buscada del mundo gracias a que atesora todo el conocimiento perdido por la humanidad, pero nadie parece entender que está infestado por una pequeña criatura de origen desconocido de la que no se puede deshacer, ni siquiera con cirugía. El dibujo sigue siendo magnífico, pero el chasco mayor ha venido cuando he llegado al final y... ¡no concluye! al parecer es una trilogía, aunque por ahora no hay una tercera parte publicada. Habrá que esperar. |