Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo de Elvira Sastre
Ella caminaba y decía que los ayeres nunca podrían convertirse en mañanas; que cuando el reloj se rompe de nada sirve darle cuerda; que hay flores que duran un verano porque la vida es así, y de nada vale ahogarles en agua si ya es invierno. |