Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo de Elvira Sastre
Y, de repente, perdí el frío. Fue así, mirarte fue el deshielo. Te contemplé y vi cómo se reconstruía la primavera en mi vida. Las cuatro paredes de mi habitación se abarrotaron de esas margaritas que solo saben decir que sí. Te despertaste y se me llenaron los ojos de pétalos. Me miraste y te pregunté: ¿Qué has visto en mí? Una flor en medio de un campo de ruinas, contestaste tú." |