Qué poética, me ha dejado maravillada. Y se lo debo a un lector, gracias a Queridobartleby por comentar y llevarme a conocer a esta grandísima autora, y es que yo he encontrado un fruto. Gracias, muchas gracias. Södergran, una escritora que vivió y escribió a principios del siglo XX, en una sociedad revuelta. Ella, de raíces finlandesas, pero residente y nacida en San Petesburgo asistirá a un prestigioso colegio alemán, y en este idioma y siendo muy joven, escribirá sus primeros poemas. Sin embargo, será el sueco, su lengua materna, en la que derramará su maravillosa poesía. No tuvieron nunca una buena acogida, molestaba e incluso cuestionaban su salud mental, además al escribir en sueco, solo le permite acercarse a una minoría. Sin embargo, y ella lo sabe, y lo marca en sus poemas, su poesía la dirige hacia lectores de la posteridad, y aquí estamos, admirando sus bellos poemas y comprendiéndola y queriendo conocerlos en profundidad, porque su poesía es poderosa, en ellos indaga, invitan al análisis y a la reflexión y nos inducen a adentrarnos en sus temas y a hacernos cómplices de su mundo. Y es que es una escritora inteligente, sabia, y una poeta reflexiva, moderna, innovadora y deliciosa. Una poesía libre de rima y de métrica, por tanto una poesía revolucionaria , con temas innovadores y propios, también incómodos en su momento, que se tornan cada vez más desesperanzados y angustiados porque sabe que la muerte se acerca, según avanza su enfermedad , la tuberculosis, su salud se resiente y morirá en el año 1923, cuando solo tenía treinta y un años. Y yo, sí he encontrado un alma, como reza el título de su Poesía completa, un alma de una mujer que revolvió su mundo, que situó a la mujer en un papel no aceptado en su tiempo, que busca la plenitud y busca a sus hermanas, como demuestran muchos de sus poemas, para sentirse fuerte y digna como plasma en sus versos: Bellas hermanas, venid hasta las rocas más abruptas / somos todas guerreras, heroínas, amazonas, / ojos inocentes, frentes celestiales, larvas de rosas… Nos dejó un legado que nos concierne, que nos estimula, invitándonos a leer su poesía y a encontrar una poeta tan brillante y audaz, que nunca se atuvo a dogmas y que nos llevó por una senda filosófica , visceral y poderosa , digna de conocer, de admirar, que nos hace pensar y disfrutar. En sus primeras poesías, su primer libro, titulado Poemas, de 1916 nos hallamos ante árboles, piedras, nubes, una poderosa naturalaza aunque ya humanizada, un paisaje que anuncia los estados anímicos de la gran escritora. En La lira de septiembre de 1918, es donde la escritora se da a conocer por esa nota introductoria, cuando comenta: ”La seguridad que tengo en mí misma se debe a que he descubierto mis dimensiones. No me conviene hacerme menos de lo que soy”. Qué mal se interpretó. Aquí más cercana a la filosofía y con imágenes densas, nos acerca todavía más a la problemática concreta del mundo de la mujer y sus consecuencias. En Altar de rosas de 1919, se intensifican las imágenes y la escritora se va aislando del mundo y de las convecciones, y en su poética se refleja también, y se va acercando cada vez más, a su peculiar y particular mundo religioso. Después nos encontramos con el apartado de Observaciones diversas de 2019, donde sus ingeniosos aforismos son más para el día de hoy, que para el tiempo de ayer. Llega la sombra del futuro de 1920 , en la que percibimos ya el delirio de la soledad y la muerte y una gran tensión que desborda energía y sensualidad a raudales. Por último, nos encontraremos con el ultimo apartado, La tierra que no es, título del último poema de esta magnífica obra, que en el año 1925, se recogen, ya que habían sido escritos en diferentes años y donde quedan presentes diferentes poesías que nos trasladan a cada una de sus etapas , desde su poesía más temprana a sus últimos poemas, cerrando con el titulado, precisamente, La tierra que no es. Hay que señalar también el gran trabajo de traducción de Neila García Salgado, que ha logrado con absoluta solvencia que podamos gozar más si cabe de la lectura de estos grandes poemas. Todo avance, toda pretensión de libertad, toda invitación a unirse al progreso , a la apertura de pensamiento , al apoyo al libre albedrío y el modo en que este se expresa, traen pegados reacciones cavernarias , gritos y susurros de gentes de pensamiento ñoño, necio, estrecho e inútil , condenado a que se lo trague el tiempo. La autora se adelantó a su tiempo, peo no sólo fue eso, es que se atrevió a alzar su voz, a gritar con tanta fuerza que consiguió con su estruendo, agrietar las paredes de algunas instituciones académicas, que intentaban hacerse fuerte dentro de ellas, dentro de esa tradición inmovilista que cierra a cal y canto, cualquier intención de trascender, de ir, de no parar , de continuar. Södergran se vanaglorió de ello, una suerte de contrapoder lúcido y pacífico. Las reacciones de lo pedestre contra ella fueron inclementes, fueron contra su poesía no solo lo hicieron contra su poesía sino que lo hicieron contra ella como mujer. No únicamente he leído el libro y he leído sus poemas, sino que he ingresado en su mundo, en ese que ella vivió y que expresó a través de sus escritos, he vibrado, me he emocionada y he podido sentirme libre al compartir con ella sus ansias de libertad, de emancipación, de independencia, de rescate de la verdad apagada y censurada. Sólo puedo dar las gracias por haber tenido la ocasión de leer este magnífico libro. Una curiosidad y una ocurrencia, Edith Södergtan con su vibrante y realista poesía podríamos decir, que sería el equivalente de haber puesto a funcionar la minifalda de Mary Quant en los años veinte. Con todo lo que ello significó. + Leer más |